Cronológicamente, la exposición comienza durante la
segunda estancia de Velázquez en Roma en 1650 -cuando llevaba más de un
año fuera de España- donde realizaría una docena de retratos de la corte
papal, de los cuales cuatro figuran en la muestra. Dichos retratos
forman un capítulo aparte en el catálogo de Velázquez, quien a través de
ellos ampliaría decisivamente los registros expresivos logrando
reflejar con auténtica maestría la personalidad e inquietudes de sus
modelos.
El primer ámbito de la muestra arranca con el retrato del Pontífice
Inocencio X procedente del Wellington Museum de Londres que constituye
una versión del conocido retrato de la Doria Pamphilj, que el pintor se
llevó a Madrid y que se expone en primicia en España para esta
exposición.
Le acompañan en esta primera sala los retratos de los cardenales
Camillo Massimi de The Bankes Collection (National Trust), de Camillo
Astalli Pamphilj de la Hispanic Society of America de Nueva York y del
oficial mayor de la secretaría del Papa Ferdinando Brandani, nueva
identificación del llamado Barbero del Papa del Museo del Prado.
Paralelamente a esta etapa de Velázquez en Roma, en Madrid, Mariana
de Austria había contraído matrimonio con Felipe IV a finales de 1649 y
llegaba a la ciudad como nueva reina. La exposición pretende, en este
segundo ámbito, documentar el regreso de Velázquez a la capital en 1651,
tras mucha insistencia del rey, y comparar algunos de los retratos
romanos con los que realizaría de la corte a su llegada. Felipe IV del
Museo del Prado, La infanta María Teresa del Metropolitan Museum de
Nueva York o La reina Mariana de Austria también de la colección del
Prado revelan la vuelta al hieratismo y distancia que el pintor había
empleado en sus retratos con anterioridad, antes de su expresiva época
romana.
Esta vuelta a la corte constituye el núcleo central de la muestra ya
que está compuesto por los retratos reales que hizo Velázquez desde su
llegada a Madrid hasta su muerte en 1660. Se trata de un conjunto de
piezas que conforman un capítulo aparte de su carrera por su
singularidad iconográfica y técnica y por su nivel de
calidad extremadamente alto.
El universo femenino e infantil invade por primera vez su catálogo y
compone el ámbito tercero con obras como La infanta María Teresa, El
príncipe Felipe Próspero o La infanta Margarita, en azul y oro, todas
pertenecientes a la colección del Kunsthistorisches Museum de Viena. En
esta etapa, el color se hace más denso, variado y suntuoso y
se incorporan las alusiones espaciales a los retratos reales. Entre
estas obras destaca especialmente Las Meninas, pintura que no figurará
físicamente en el espacio expositivo de la muestra, pero que forma parte
fundamental de este núcleo central porque supone una formidable
reivindicación del género del retrato. Su complejidad la equipara a
la más erudita “pintura de historia” y la convierte en el mejor ejemplo
del grado de sofisticación al que había llegado la corte española en un
momento en el que la cultura atravesaba uno de sus momentos más
creativos. Además, en ella, Velázquez realiza unprofundo ejercicio de
autoafirmación social y profesional con su autorretrato.
Por otro lado, la demanda de imágenes a que dio lugar la llegada de
la nueva reina y el nacimiento de infantes y príncipes obligó a
multiplicar el número de retratos y a poner en marcha un activo taller
cuyo reflejo se puede contemplar en esta muestra a través de varias
versiones de los originales de Velázquez, realizadas en su taller y bajo
su supervisión, como La infanta Margarita o La reina Mariana de
Austria, ambos procedentes del Musée du Louvre de París.
La exposición finaliza con ejemplos del retrato cortesano posterior a
Velázquez de la mano de Martínez del Mazo y Carreño. Partiendo de
soluciones velazqueñas, ambos artistas renovaron la iconografía real en
una dirección más abigarrada y barroca y crearon una tipología que
singulariza el retrato cortesano español del momento respecto a otras
tradiciones artísticas incorporando los espacios palaciegos
como escenarios.
Catálogo
El catálogo que acompaña a la muestra estará compuesto por tres ensayos: el principal a cargo de Javier Portús, comisario de la muestra; otro en torno a la pintura en la corte española después de la muerte de Velázquez de Miguel Morán Turina, Universidad Complutense de Madrid; y un tercero que analizará los detalles de la corte de Viena a cargo de Andrea Sommer-Mathis, Austrian Academy of Sciences. También incluirá las fichas de las obras expuestas agrupadas en distintas secciones escritas por Javier Portús.
El catálogo que acompaña a la muestra estará compuesto por tres ensayos: el principal a cargo de Javier Portús, comisario de la muestra; otro en torno a la pintura en la corte española después de la muerte de Velázquez de Miguel Morán Turina, Universidad Complutense de Madrid; y un tercero que analizará los detalles de la corte de Viena a cargo de Andrea Sommer-Mathis, Austrian Academy of Sciences. También incluirá las fichas de las obras expuestas agrupadas en distintas secciones escritas por Javier Portús.
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Joaquín Ruiz Abellán