martes, 20 de junio de 2017

Simposio Internacional de Innovación Aplicada





El próximo día 28 de junio de 2017, se va a celebrar un Simposio Internacional sobre Innovación Aplicada, en especial, al mundo de la educación. En la sesión Historias que nos unen, me corresponde realizar la presentación: ¡A la búsqueda del alumno perdido!, compartiendo de esta forma mi experiencia en el aula con mis alumnos. El citado evento está organizado por ESIC y se celebrará en la ciudad de Valencia, entre los días 28-30 de junio. 

A continuación, está a vuestra disposición un enlace al programa:


Enlace al post elaborado para presentar y difundir la ponencia:


Enlace al Prezi elaborado para acompañar a la presentación:


Texto íntegro de la Ponencia:

¡A la búsqueda del alumno perdido!

RESUMEN 
La profesión docente es una gran aventura, los retos son continuos y apasionantes. La sociedad experimenta cambios vertiginosos, lo que hace que tengamos que estar alerta para poder conectar con nuestros alumnos, obligándonos a acercarnos a sus necesidades y realidades del contexto social, que les ha tocado vivir. Estamos formando a la “Generación Z”, con unos rasgos y peculiaridades que exigen un cambio en la práctica docente, si queremos captar su atención e interés por aprender. Sin embargo, la educación es uno de los ámbitos sociales a los más le cuesta cambiar y tiene en frente un mundo tecnológico, diverso y complejo al que debe dar respuesta.
Hoy en día, lo fácil es que los alumnos que son “buenos estudiantes”, responsables, autónomos y constantes en su trabajo, no tengan dificultades en seguir nuestras clases y el ritmo que les hemos puesto. Pero, pensemos un poco, ¿no es esto pura comodidad y complacencia?, ¿podemos salir de nuestra zona de confort? Por ello, se ha considerado necesario realizar una profunda reflexión para reorientar nuestra labor como profesores. En consecuencia, nos hemos marcado como objetivo buscar al alumno perdido, aquél que le cuesta estudiar, que tiene posibilidades de no acabar sus estudios y engrosar las listas de abandono y fracaso escolar. Dicho perfil, nos servirá como modelo para iniciar un proceso de mejora que enganche a estos alumnos y que nos permitirá poder trabajar con el resto del grupo de clase, con ello, evitaremos, en la medida de lo posible, dejar por el camino a alumnos, que, de lo contrario, no tendrían interés y motivación por formarse.

PALABRAS CLAVE
Aprendizajes Basados en el Pensamiento // Aprendizaje Dialógico  // Aprendizaje Basado en Proyectos // Proyecto Classmate Guide // Inteligencia Emocional // Motivación en las aulas // Comunicación asertiva.

ABSTRACT  
Teaching is a great adventure, the challenges are constant and exciting. The society undergoes vertiginous changes, therefore we have to be alert and be able to connect with our students, focus on approaching their needs and realities to the social context where they live. We are educating the "Generation Z", whose features and peculiarities require a change in teaching practice that leads to capture their attention and interest in learning. However, education is pretty difficult to change and it is a technological, diverse and complex world challenging to give an answer.

Nowadays, the students who are "Good", responsible, autonomous and constant in their work, easily follow our classes and pace. But, we wondered, does it mean comfort and complacency? Can we get out of our comfort zone? Then, we have carried out a deep reflection to redirect our work as teachers. As a result, our goal is finding the ”lost” student, the one who has difficulties studying, who is probably thinking of giving up and increase the statistics of school dropout and failure. This student profile will serve us as a model to improve and it will help to engage them, likewise it will allow us to work with the rest of the class, thereby avoiding, as far as possible, to leave students on the way, which otherwise would not have interest and motivation to learn
KEY WORDS
Learning Based on Thought // Dialogic Learning // Project Based Learning // Classmate Guide Project // Emotional Intelligence // Motivation in classrooms // Assertive communication.

1.- INTRODUCCIÓN

“Existe en el corazón humano una generación perpetua de pasiones, de tal manera que la ruina de una coincide casi siempre con el advenimiento de otra”. F. Rochefoucauld (1613-1680).

En nuestras aulas estamos formando y educando una generación que nada tiene que ver con la nuestra, Generación X. Hace unos años trabajamos, con gran esfuerzo e inquietud con la Generación Y o Millennial, la cual ha deja de ser tan “cool” y ha quedado desplazada por la Generación Z. Es cierto que estas generaciones tienen patrones de conducta y demanda parecidos, que nos sirven de base para el desarrollo de nuestra práctica docente, pero también presentan rasgos propios que nos exigen innovar y estar al día para dar una respuesta más personalizada a las necesidades de nuestros alumnos, de lo contrario estaremos más alejados de ellos. Más aún, cuando tenemos como reto ir reduciendo las tasas de abandono y fracaso escolar y hacer frente al problema de motivación y desafección de los alumnos al mundo académico y del conocimiento.

Hemos de tener presente que los alumnos de la Generación Z (nacidos entre 1995-2015, en pleno auge del mundo digital) están acostumbrados a comunicarse mejor con imágenes; trabajar en entornos multipantalla; más que crear contenidos prefieren compartirlos; son muy realistas, aunque  su punto de enfoque no es el presente sino el futuro; trabajan bajo la motivación de obtener el éxito personal; se informan a través de las redes sociales y video-tutoriales; usan un vocabulario lleno de acrónimos y anglicismos; se consideran abiertos de mente e innovadores, pero impacientes y testarudos, les cuesta liderar proyectos, exigen rapidez y conectividad y, para ellos, es más sencillo chatear que hablar, sus amigos de las redes sociales son tan importantes como los de la vida real.

Ante este perfil, nos cabe preguntarnos si hemos realizado un cambio en nuestra labor docente para atraer la atención y dar respuesta a nuestros alumnos. Ante esta cuestión consideré necesario iniciar una transformación en mi manera de trabajar y desarrollar el día a día en las aulas. Es por ello, que consideré necesario ponerme manos a la obra y marcarme una hoja de ruta que contemplaba siete pasos o tareas encaminadas a introducir una serie de metodologías, herramientas pedagógicas y proyectos consistentes en:

1.- Analizar el perfil de mis alumnos de la Generación Z.
2.- Mejorar la comunicación en el aula, partiendo de un lenguaje asertivo y empático.
3.- Desarrollar el uso de la inteligencia emocional en el aula, sin olvidar las técnicas de motivación y autoestima.
4.- Implantar el Aprendizaje Dialógico.
5.- Diseñar Aprendizajes Basados en Proyectos ligados a los intereses reales de mis alumnos.
6.- Establecer el Aprendizaje Basado en el Pensamiento. Rutinas, destrezas y llaves del pensador.
7.- Crear tutorías con compañeros guía o tutoría entre pares.

Mi misión, no es trabajar el uso y herramientas vinculadas a las TIC’s, ya que es una competencia clave que trabajo diariamente, más aún, cuando nuestros alumnos del centro usan iPads y libros digitales, bajo el Proyecto Aulas Inteligentes, en el que trabajamos conjuntamente las Inteligencias Múltiples. Mi atención debía dirigirse en convertir al alumno en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje, captando su atención e interés por desarrollarse como persona, prepararlo para la vida adulta, transmitirle valores éticos, juicio crítico y la emoción de aprender a aprehender.

Tengamos muy presente que la sociedad está experimentando cambios vertiginosos y nosotros, como pilar fundamental de la misma, hemos de seguir apostando por la innovación educativa para no quedar desconectados de todo este proceso revolucionario.

2.- OBJETIVOS
-       Desarrollar prácticas docentes motivadoras y cercanas al alumno de la Generación Z.
-       Tomar como base el ritmo y exigencias de alumnos rezagados y con escaso interés por los estudios para revertir esta situación y que sirvan de modelo para el resto de grupo del aula.
-       Desarrollar en las aulas nuevos modelos de tutoría entre pares, dejando gran protagonismo a los propios alumnos y compañeros del aula.
-       Potenciar la comunicación asertiva, el aprendizaje dialógico, el trabajo cooperativo y el espíritu crítico entre nuestros alumnos.
-       Mostrar los beneficios que reportan herramientas y metodologías vinculadas a aprendizajes por proyectos, aprendizajes basados en el pensamiento, inteligencia emocional o aprendizaje dialógico.


3.- MÁS DE LO MISMO O APUESTA POR LA INNOVACIÓN

Si insistes en permanecer en tu zona de confort, no irás muy lejos.” Catalina Pulsifer.

Me acuerdo de mi primer año de docencia, observaba a mis alumnos, cada uno con una historia personal y unos ritmos de aprendizaje muy diferentes. Era fácil trabajar con “buenos estudiantes”, de los que los resultados académicos les eran positivos, de hecho, mostraban su responsabilidad, constancia y autonomía al resto de la clase y servían de modelo al resto. Los errores no servían para aprender y había que huir de ellos como si fuesen una plaga de Peste Negra. Pero, al realizar el balance de cada curso académico, siempre me hacía la misma pregunta: ¿por qué cada año va aumentando el número de alumnos con los que no termino de conectar?, ¿por qué tengo la sensación de que cada vez se aburren más de venir al Colegio y son más reacios a aprender?

Era necesario plantearme un cambio en mis diseños de clase, cambiar mis objetivos y herramientas educativas y poner el punto de mira no en esos alumnos modelo, sino que tenía que empezar a mirar que estaba sucediendo en el otro extremo, que representa a aquellos alumnos en los que todavía no he logrado conectar y llamar su atención.

Mi primera tarea consistió en analizar el perfil de mis alumnos, el cual en nada se parecía al de mi tiempo como estudiante ni a los alumnos que tuve los primeros años de docencia. En las aulas de hoy, estoy rodeado de alumnos que vienen de un entorno 100% digital. Los libros de texto no les atraen y las clases magistrales les aburren, no encuentran sentido estar haciendo ejercicios, día a día, del libro, lo consideran rutinario y poco atractivo, por lo que no aprenden.

Además, en clase les cuesta mantener un mínimo de atención, no tienen una habilidad clara para hablar y exponer sus ideas y no saben comunicarse con naturalidad entre ellos, de hecho, siempre acaban recurriendo a la misma frase: «bueno no sé cómo explicarme, te lo cuento luego por WhatsApp».

Ante este panorama tenía dos opciones: seguir con más de lo mismo o apostar por la innovación.

Poco a poco fui comprendiendo, aunque no compartía, el perfil de esta Generación Z, acostumbrada al móvil y tabletas. Ahora tenía que trabajar con ellos de una manera diferente. Antes de asimilar que iba a pasar del libro tradicional a los libros digitales, de la pizarra encerada a la pizarra interactiva y al vídeo-proyector, tenía que trabajar un aspecto básico, ligado a la comunicación en el aula, el aprendizaje dialógico y comunicación asertiva.

Mi segunda tarea se centró en mejorar la comunicación en el aula, tomando como referencia el desarrollo de un lenguaje asertivo y empático.

Quería llegar a mis alumnos que están atravesando problemas psico-afectivos en casa, como consecuencia de la falta de atención de sus padres debido a la problemática de la conciliación de la vida familiar y laboral, las separaciones y recomposición de familias, la falta de control emocional, entre otras. En la mochila, a las ocho de la mañana, lo primero que sacan de ella, no es el iPad y sus libros digitales, ni el cuaderno, sino la multitud de problemas que traen de casa. Se hace necesario un nuevo lenguaje que permita empatizar con su mundo y vean que en el centro educativo nos preocupan, que les podemos ofrecer alternativas, que estamos para ayudarles en lo personal y en lo académico. El profesor debe trabajar en el aula habilidades psicológicas, habilidades sociales, de comunicación, autocontrol y solución de problemas. El docente, tiene un papel decisivo en el proceso formativo y humano de los alumnos que están a su cargo, pues sin duda, sus decisiones y su comportamiento tienen una enorme influencia en los alumnos a los que enseña. Esta influencia, puede ser beneficiosa o perjudicial y éste debe prepararse para conseguir un buen funcionamiento psicológico y crear un buen clima de clase que favorezca, por un lado, el mejor aprendizaje posible y, paralelamente, el desarrollo de pautas, comportamientos y valores que contribuyan a la formación integral de nuestros alumnos como para generarles bienestar y felicidad. En una etapa, la adolescencia, de búsqueda de identidad y, en muchas ocasiones, de descontrol, el docente debe ser un ejemplo de control emocional y un agente resolutivo de problemas. Ha de tener una actitud constructiva y positiva, enseñando a respetar a sus compañeros, potenciando la cooperación, el diálogo y la comunicación en beneficio de toda el aula.
Los alumnos necesitan estar integrados para tener un buen rendimiento escolar, y esta integración no sólo se refiere a la integración personal sino a la social. La familia, los amigos, los compañeros de clase, el resto de profesores, en definitiva, todas y cada una de las interacciones que se desarrollan cada día conforman esa trama emocional y social. Este espacio de interacción es, ante todo, un lugar de aprendizaje, donde se hace prioritario que nuestros alumnos aprendan a comunicarse, mediante el empleo de habilidades verbales y no verbales a la hora de expresarse y relacionarse.
Ni que decir tiene, que existen, distintos tipos de comunicación: la comunicación intrapersonal, interpersonal y la grupal. La comunicación intrapersonal debe enfocarse, desde nuestra labor docente, para que nuestros alumnos sepan madurar el diálogo interno que cada persona tiene consigo mismo, mejorando la forma de hablarse, criticarse o animarse. Es muy importante reconocerlo y aprender a dominarlo pues, en caso contrario, puede perjudicar gravemente el rendimiento nuestros alumnos. La comunicación interpersonal, donde se produce una comunicación, verbal y no verbal. Hemos de enseñar a nuestros alumnos a tener una comunicación fluida, que sepa evitar los ruidos y distorsiones a la hora de percibir los mensajes. Por último, la comunicación grupal se refiere a la comunicación del profesor cuando se dirige a toda la clase, donde la información que ofrece debe ser comprendida por todos, para ello, es preciso saber comunicar positivamente, motivar, empatizar, ser consistentes o coherentes, practicar la escucha activa, utilizar un lenguaje asertivo, directo, simple y emocional.

Una vez trabajadas las dos primeras tareas, se hacía necesario dar un nuevo paso, ligado a la inteligencia emocional.

Mi tercera tarea, lograr desarrollar un mayor uso de la inteligencia emocional en el aula.

Las relaciones sociales virtuales definen la forma en la que nuestros alumnos de la Generación Z conocen gente y se relacionarán el día de mañana. En un futuro cercano conocerán más gente vía Internet que de forma presencial, con sus ventajas e inconvenientes correspondientes, ya que conocerán a un mayor número de personas, pero la seguridad al conocer a éstas por la red es muy relativa y pueden encontrarse con situaciones no deseadas. Otro peligro con el que se pueden encontrar es la adicción o el uso excesivo de estas redes: la socio-adicción. Sin duda, caer en el abuso patológico de las tecnologías supone la merma de la calidad de las relaciones personales, familiares y sociales.
De hecho, debido a su aislamiento social, la Generación Z está carente de Inteligencia Emocional y de habilidades para manejar habilidades socio-afectivas. Temen hablar y tienen problemas para realizar presentaciones orales o grupales, no se sienten capaces de liderar proyectos o ideas grupales. Adicionalmente, están preocupados sobre el fracaso, no han aprendido que el fracaso es parte del éxito.
Los beneficios de la inteligencia emocional en el aula son más que evidentes, he podido constatar como mejora el autoconocimiento y la toma decisiones entre mis alumnos, aumenta el rendimiento escolar, las relaciones interpersonales son más positivas, favorece el desarrollo personal y el bienestar psicológico (autocontrol, reducción de ansiedad, mayor nivel de autoestima y motivación, entre otros), les permite capacidad de influencia y liderazgo, aspecto este último, que se hace necesario entre los alumnos de la Generación Z, ya que muestran un escaso interés liderar proyectos e ideas.
Por todo ello, fui consciente de lo importante y urgente que era trabajar en el aula con nuevas herramientas ligadas al aprendizaje dialógico, trabajo cooperativo, aprendizaje basado en proyectos y aprendizaje basado en el pensamiento. En todos ellos, el alumno adquiría un mayor protagonismo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, me permitía contar con alumnos que empezaban a motivarse, ser más creativos, críticos, autónomos y con mayor interés por aprender. Comenzaban a sentirse útiles e identificados o integrados en el grupo de clase.
Mi cuarta tarea, implantar el aprendizaje dialógico como vehículo conductor de mis clases.
Es obvio que el profesor ha dejado de ser fuente central de información, donde la construcción del conocimiento está siendo, cada vez con más claridad, un actividad colectiva o grupal. Es por ello, que hemos de potenciar la colaboración y el diálogo en el aula, de hecho, las interacciones entre nuestros alumnos con distinto nivel de competencia, benefician a los que cuentan con más nivel y a los que presentan un nivel más bajo. Es interesante cuidar la distribución del espacio físico de las aulas, realizar estudios de detección del desarrollo de las inteligencias múltiples en nuestros alumnos y formar grupos de trabajo donde se recoja una variedad de las mismas, permitiendo que cada uno de ellos pueda aportar un valor diferenciado. De este modo demostraremos que la diversidad en el aula no es un obstáculo para aprender, que se hace necesario formar grupos de trabajo cooperativos en los que cada uno de sus integrantes tiene algo que aportar y decir.
No podemos pasar por alto, según la concepción dialógica del aprendizaje, que para que puedan aprender nuestros alumnos hemos de crear situaciones de interacción, en la que el diálogo fluya de manera multidireccional, en una relación de igualdad y no de supremacía y unidireccionalidad. Esto significa que todos los miembros del aula o cada grupo, en que se subdivida la clase, tiene conocimiento para aportar ideas, opiniones y conocimientos. Esto hace que aumente el nivel de autoestima de todos sus integrantes, se trabajen valores como la igualdad, el compañerismo y la solidaridad, se sientan centro de atención, promueve el intercambio verbal y la construcción del conocimiento. De hecho, le obliga a la autoevaluación, le ayuda a sintetizar, organizar y clarificar ideas, disminuye el temor a la crítica y el poder expresarse libremente, se practica la escucha activa y empatía, crea sinergias y permite estar más motivados por aprender. Además, se mejora el clima de convivencia en el aula y se pone en marcha un elemento, que estaba empezando a estar en desuso, como es la comunicación directa entre compañeros.
De hecho, a lo largo de estos tres años de aplicación del aprendizaje dialógico en el aula, he podido comprobar cómo se ha podido aumentar el nivel de interacción entre mis alumnos que tienen expectativas académicas altas, con otros que han estado rezagados y que tenían, en un inicio, unas expectativas más bajas, lo que ha supuesto que se esté mejorando progresivamente su rendimiento escolar.
Mi quinta tarea, diseñar aprendizajes basados en proyectos.
Pues se trata de un método de enseñanza-aprendizaje centrado en el alumno, en el que éste adquiere conocimientos, habilidades y actitudes a través de situaciones de la vida real. Su finalidad es formar estudiantes capaces de analizar y enfrentarse a los problemas de la misma manera en que lo hará durante su actividad profesional, es decir, valorando e integrando el saber que los conducirá a la adquisición de competencias profesionales.

La característica más innovadora del ABP es el uso de problemas o retos como punto de partida para la adquisición de conocimientos nuevos y la concepción del estudiante como protagonista de la gestión de su aprendizaje. Se pretende que el estudiante construya su conocimiento sobre la base de problemas y situaciones de la vida real y que, además, lo haga con el mismo proceso de razonamiento que utilizará cuando sea profesional.

Mientras que tradicionalmente primero se expone la información y posteriormente se intenta aplicarla en la resolución de un problema, en el ABP, primero se presenta el problema o reto, luego se identifican las necesidades de aprendizaje, se busca la información necesaria y finalmente se vuelve al problema., pues el ABP se fundamenta en el paradigma constructivista de que conocer y, por analogía, aprender implica ante todo una experiencia de construcción interior, opuesta a una actividad intelectual receptiva y pasiva.

Mi sexta tarea, establecer el aprendizaje basado en el pensamiento como rutina.
Esto se debe a que tengo plena convicción de que mi misión como docente, no es tanto enseñar al alumno una multitud de conocimientos que pertenecen a campos muy especializados, todo lo contrario, nos debe preocupar enseñarles a aprender a aprehender, para que el alumno llegue a adquirir una autonomía intelectual. Esto se puede lograr atendiendo al desarrollo de rutinas, destrezas y llaves de pensadores, tomando como base el pensamiento crítico dentro del aula.

Obviamente, las rutinas de pensamiento son estrategias breves y fáciles de aprender que orientan el trabajo de los estudiantes y dan estructura a las discusiones de aula, complementando mi trabajo de aprendizaje dialógico.Si se practican con frecuencia y flexibilidad, acaban convirtiéndose en el modo natural de pensar y operar dentro del aula, se convierte casi en algo innato. De esta forma lograremos que nuestros alumnos hagan visible su pensamiento, permitiendo un mayor nivel de motivación y adquisición de los contenidos, habilidades y procedimientos, además de poder contribuir a generar movimientos de pensamiento concretos. Tampoco, podemos olvidar que estas estructuras permiten que los alumnos inicien, discutan, exploren documentos y gestionan su pensamiento, a la vez que descubren modelos de conducta que les permiten utilizar la mente para generar pensamientos, razonamientos y reflexiones. En suma, las rutinas de pensamiento son un maravilloso activador de la mente humana.

Por su parte, las destrezas de pensamiento suponen un grado cognitivo más exigente que en el caso de las rutinas, ya que permiten realizar un tipo de pensamiento de manera cuidadosa con habilidad, las ideas están un poco más elaboradas y se apoyan siempre en organizadores gráficos para hacer visible el pensamiento. En por ello, que me he dado cuenta de que mi trabajo como docente debe dirigirse a crear un ambiente deliberativo, de ahí que en mis pasos previos haya trabajado el aprendizaje dialógico, creando de esta manera estrategias, prácticas guiadas y entrenamientos, en la que la creatividad y el juicio crítico se han convertido en elementos esenciales.

Para finalizar la presente propuesta, indicar que considero necesario poner en práctica las llaves de los pensadores. Para ello, he tomado como modelo de implantación las propuestas realizas por Tony Ryan, el cual crea 20 llaves que nos ayudarán a poner en práctica en nuestras aulas estas rutinas, las cuales podemos usar en su conjunto o de manera independiente, dependiendo del objetivo a conseguir.
Mi séptima tarea, crear un nuevo modelo de tutoría, donde los alumnos sean los grandes protagonistas de su proceso de enseñanza y aprendizaje, en la que compartan con sus experiencias e inquietudes estrategias que les están funcionando o muestren sus errores para que de ellos podamos aprender todos.
Con ello, he pretendido realizar una pequeña revolución en mis clases de tutoría, al crear y desarrollar el proyecto Classmate Guide o Compañero Guía. El objetivo del mismo es que exista un proceso de aprendizaje y ayuda entre iguales. Alumnos de clase, responsables, con alta motivación por los estudios, con facilidad para obtener resultados académicos buenos, ayudan a compañeros con dificultad en el proceso de aprendizaje, colaboran con ellos en las tareas más complejas, les motivan, llevan un control de sus trabajos y están pendientes de que sus resultados académicos mejoren, se convierten, de esta forma, en guías de sus compañeros, tutores entre iguales. Además, pretendemos que se fomente el trabajo en equipo, mejore el ambiente de trabajo, los valores de solidaridad, empatía y compañerismo. Tampoco se han olvidado aspectos relacionados con la socialización y el desarrollo de habilidades sociales.

En las sesiones de tutoría se hacen evaluaciones de los resultados y se marcan retos y pautas a seguir a lo largo del curso, además, en plenario se proponen ideas y propuestas comunes para toda el aula, una vez más los errores de cada uno se convierten en verdaderas lecciones de aprendizaje. Pues como nos dijo Charles Dickens: “Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender”.

4.- CONCLUSIONES

A lo largo mi trabajo he expuesto 7 misiones, que se han convertido en mi estilo de trabajo y práctica docente. Se trata de un proceso dinámico que se retroalimenta de la experiencia y el trabajo diario, que está sometido a un continuo proceso de mejora y cambio, pero que me está sirviendo para poder desarrollar en el aula proyectos de investigación que permiten favorecer que mis alumnos adquieran con mayor éxito las competencias clave, se potencie el aprendizaje significativo contextualizado al mundo que les ha tocado vivir a la Generación Z, conseguir que ellos sean más autónomos, estén más motivados, menos reacios al mundo académico, sean más creativos, participativos, curiosos y críticos, a la vez que más solidarios, cooperativos, despiertos y en alerta ante una sociedad que les genera incertidumbre y, en ocasiones, rechazo.

La innovación en el proceso de enseñanza-aprendizaje se hace muy necesaria para poder seguir el ritmo que nos demanda la sociedad y nuestros alumnos, es por ello, que he de seguir buscando herramientas y metodologías que me permitan no quedarme atrás. Que me permitan buscar al alumno perdido, el cual hace tiempo decidió desconectar de mis clases, al no sentir la atracción y el interés por aprender.

En suma, podemos aprender entre todos a innovar porque, no nos engañemos, ésta es una combinación de interés, constancia, actitud, habilidad y destreza.


FUENTES DE INFORMACIÓN
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Pena, M. y Extremera, N. (2016). Inteligencia emocional y educación. En: Revista padres y maestros, Nº 368, p. 5
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